sábado, 13 de marzo de 2010

en el transcurso

¿Quién sería capaz de atravesar el fuego para evitar el sol quemando sobre la arena? ¿Quién sometería el largo de sus pestañas para olvidar el dolor? ¿Quién ampollaría su alma con tal de dejar de pertenecer al ejército de piedras que espera a la orilla del mar?
Pues yo no sé si es la llama -ese ardor que ilumina la noche- la que encenderá por fin las agujas de mi cuerpo, pero este lugar en el desierto se ha convertido en una cárcel invisible que mis sueños sonánbulos ya no toleran.



Inscribo
en este t·i·e·m·p·o
cíclico y MAQUINAL
de la birome
tu sonrisa

Solamente por no decir
cuánto de extraño
el brillo
de un par de ojos
que veo
repetirse
a lo largo...

...de las lunas
del m-u-n-d-o

Es que este sol que es
tanto acomodo
del despertador que
se REVIERTE
juega
y me dice:
"la hora de lo inmedible
ha llegado, eres tú
quien en este instante
debe hacerse
[cuerpo]
de todo aquello que
[sólo]
acontece... en estas tierras"

De pie caigo en el agujero
y grito
porque en mi espalda
se forjan alas
que ni siquiera en sueños
imagino su vuelo.