miércoles, 29 de septiembre de 2010

El Fin

¿Lo sienten? Deberían. Está en las calles, saliendo de los callejones, reptando por las avenidas, arrastrando consigo un poco de todo. Es "Eso". Lo que todos conocemos, lo que todos ignoramos. Ahora se están haciendo una idea, manga de aburridos bípedos que se pierden ante el Todo y la Nada, incluso ante tales fuerzas(o más bien flujos) se pierden a sí mismos. Es probable que en el momento que menos se lo esperaban sintieron un hormigueo en su cabeza que les hizo saber que estaban en presencia de Eso, no importa que lo hayan ignorado, porque en ese momento sus cerebros dieron un campanazo de inicio, sintieron el 'clic' de su cuerpo avisándoles que les queda poco tiempo. Por favor no me hablen de ciencia, religión, cultos, supersticiones, política, y todas esas cosas que ustedes acostumbran discutir y emplear cuando pasa algo. Esto no es la Pachamama, ni Belecebú, ni Dios, ni los terroristas, ni una antigua predicción azteca, mucho menos una campaña publicitaria. Esto es lo de verdad, lo que estaban esperando sin saberlo.

Durante años la humanidad esperó que pase algo. No importaba qué, pero tenía que pasar algo. Y cuando pasaba, hacían quilombo. Pero esta vez no les va a servir, mis queridos tontitos, no les va a alcanzar las palabras para hacer algo con esto. Esto, 'Eso', es el Fin. El punto final para un libro que dejó de ser interesante hace mucho, que los personajes son demasiados repetitivos y el conflicto es completamente monótono e infinito. Así lo hacen parecer, cada vez que arreglan uno salen diez más, de los cuales ocho o nueve son reapariciones de capítulos viejos. ¿Se dan cuenta? ¿Hasta cuándo planeaban seguir con las mismas situaciones? ¿Cuántos héroes tenían que aparecer y cuántos mártires iban a llorar? ¿No se cansan del mismo planteo una y otra vez en cada parte? Siento que este condenado libro no termina más, que cada capítulo nuevo es igual al anterior con ligeras modificaciones, encima son tan caras rotas que fingen que todo es nuevo. Es como si se hubiesen olvidado de todo lo que estaba escrito. ¡No se hagan los pavos, Homos Sapiens! ¿Se acuerdan de Galileo? Era uno que los ofendió porque les comentó un martes a la tarde que no son el centro del universo, ni siquiera el centro de la galaxia. Tanto que tardaron en decirle 'Tenés razón' y ahora no le prestan atención. Por supuesto, dicen ustedes, no somos el centro FÍSICO del universo. Si fuera por ustedes, este libro se llamaría 'El Grandioso Centro Espiritual de la Creación'. ¡Arrogantes! Son tan orgullosos que se pelean entre ustedes y se esfuerzan en diferenciarse los unos de los otros. Me tienen cansado

Por eso tengo el placer de anunciarles que llegó el Fin. Sin Jinetes, ni Serpientes, sin fuego ni ninguna de esas pavadas, con perdón de la palabra. ¿Que hay debajo de las últimas líneas del final de un libro? Nada. Blanco, y el monosílabo de tres letras que te avisa, por si no te diste cuenta. De más está decir que no hay un 'continuará...'. Pero basta de tirarlos para abajo. Hicieron lo que pudieron, algunos bien, otros mal. Es irrelevante. Crearon cosas muy bellas. Valió la pena para muchos. Me alegro que hayan podido sonreír. Pero bueno, qué se le va a hacer. Todo libro tiene que tener un desenlace, y es difícil uno poético para un nudo tan complejo. Después de mucho tiempo, se van a volver unir en una sola nota, en una sola lágrima, en un solo latido. Van a ser lo que pensaba su autor, una raza, una sola creación. Sean libres. El Fin y la Nada nos inundan.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Sobre sobrevivir a las condiciones académicas

            El pequeño hilo de respiración dibuja columnas heladas en el aire, muevo un poco la punta de los dedos para no perder sensibilidad mientras atravieso el pasto ralo y húmedo de la rambla. Cuando voy para la facultad tengo que caminar hasta la rotonda para poder tomar el 202. Es mediodía pero el sol no alcanza a entibiar, lentamente saco un pedacito de chocolate del bolsillo de la campera, el papel metalizado se rompe aún más por la torpeza de mis manos enguantadas. Hay una señora y un señor en el banquito que me miran cada tanto, no se cómo se aguantan de estar sentados en el frío metal de la parada. El hombre prende un cigarrillo que me obliga a moverme un poco más atrás, tengo tantos nervios que podría vomitar sólo de sentir el olor a tabaco. Se me revuelve un poco el estómago pero trato de no prestarle atención. Aflojando una tira de la mochila, abro el bolsillo y saco el estuche de los lentes mientras tanto abro el bolsillo grande y busco los resúmenes. 


            Me tiemblan un poco las piernas y ya no sé si es el frío, el hambre de dos días o los nervios. O todo junto que es peor.  dónde había dejado la billetera?> Pase señor, está bien. Buen día, uno noventa por favor. La voz me sale finita, si fuera un amigo no me reconocería. Vuelvo al apunte esta vez temblando más, subir significa estar un poco más cerca de llegar, por suerte da muchas vueltas. Empiezo por lo más difícil, el resto algo más me acuerdo, aunque si llego lo vuelvo a repasar. Me marean las vueltas a las plazas pero miro hacia mis pies y tomo aire profundamente, tengo que seguir hasta último momento sino la conciencia me carcome. El miedo también. 


<…pteroesfenoides en peces, pleuroesfenoides en reptiles, aliesfenoides en mamíferos ¿ya estamos en 60? uf, qué rápido se pasa el tiempo, quién diría de vuelta acá y encima seguro soy primera, bueno tranquila… respirá profundo, qué olor a choripán que me descompone, si la gente que pasa supiera de este volcán que me está matando por dentro ¿cómo me veré?> El caminito de tantos años ahora es una eternidad, el edificio de ladrillos se acerca a mí solemne, se yergue como un monumento al terror. Cuánto quisiera estar entrando a un bosque de coihues y lenguas y no a este laberinto conocido y sin salida a la vista. Bueno, basta de pensar que se me borra la información. 

            Respiro. 

            De una mirada rápida no distingo a nadie conocido así que me voy a la portería y pregunto directamente. Cuando llego ahí está de vuelta la Profesora ¿Cómo estamos hoy? me dice y sonríe y no emito más que una sonrisita que con un poco de suerte disimula el gruñido interno. Me desaprueban de vuelta y me muero. Bueno, es una materia, en la vida hay cosas más importantes. Pero no me jodan, que bastante me ha costado la decisión de venir otra vez. 

            Esperamos a que llegue el profesor. Gente, yo me voy al solcito a repasar, que estoy un poco nerviosa. Si supieran que estoy que me muero. De nada sirve, revuelvo las hojas, las miro, las doy vuelta, paso a la siguiente, esto ya está. Será lo que tenga que ser .
            ¡Arias! Los pies me hacen entrar al aula casi por inercia, ahora sí me doy cuenta que no es el frío lo que me está paralizando y eso que estamos a fines de junio y casi llovizna.

            Una hora y pico después salgo temblando, creo que aprobé. Mis compañeros me miran y yo intento sonreír creo que aprobé  les digo en voz baja por si las dudas. Sale la Profesora y me devuelve mi manoseada libreta, bueno a preparar otra. Un cuatro. Los muy forros no se contentaron con un dos la mesa anterior. Ya fue, aprobé. No puedo festejar. Cuento un poco lo que me tomaron y empiezo a caminar. 

            Una menos -para transformarme en antropóloga social- una biológica menos. 

            La calle me parece ajena, extraña de hace tanto que no la caminaba así como si nada. Quisiera gritar pero me da vergüenza. Gritar y aullar y patalear, de pura bronca no de felicidad. Qué difíciles que te hacen las cosas, por favor. No dejes que te ganen, me había dicho él la noche anterior. No señor, no me van a vencer, llegaré a la locura tal vez pero no pienso doblegarme ante el maldito sistema. Lo hago en parte, qué contradicción, aceptando esta condición de sufrimiento. Deben ser las cuatro y el frío no para, voy a caminar así me caliento un poco el cuerpo, tengo hambre pero no puedo comer de lo cerrado que está el estómago. Hace dos días no engulle decentemente.

            Camino como vagabunda, mirando a los ojos a otros transeúntes, escuchando charlas ajenas, cualquier cosa con tal de no pensar por un rato. No-pensar. Pero cuánto que me costó, por favor. Desde febrero leyendo cosas sin sentido para la vida. Como una serie de imágenes, de esas que suceden en las películas, repaso mentalmente el momento en que fotocopié el Romer, mi telegrama de renuncia al trabajo y la charla con el ahora ex-jefe “pero avisá cuando te recibes” me dijo, los días enteros con la compañera de estudios, los dibujos en la pared (el cráneo del crosopterigio que estuvo desde el principio pintado a colores), los desvelos, las pesadillescas alucinaciones nocturnas, el dos y un poco de llanto. Ahora acá, caminando por la calle como un ser normal de regreso a mi casa. Pensando en todo aunque quisiera en nada, aunque sea por un rato. 

            La vida de estudiante alienada del mundo me ha devorado unas cuantas neuronas más, me sacó unos pocos callos en los pies y el último mes una verruga en el dedo que aprieta la lapicera. Igual estoy contenta, no sé si por el final o por saber que pude aguantar una más, lo que significa que hay una menos. 

            ¿Qué me (nos) espera del otro lado? Cuando tenga el título enmarcado o enrollado en una caja y lleno de telarañas, ¿seré un poco más libre?


(Qué fastidioso que se ha tornado todo, qué horrible me siento, qué horrible extensión de esta experiencia se enrieda y entreteje sobre la vida académica -como una hiedra venenosa, como una red pegajosa- cuando se mira el camino desde el costado)


junio de 2010

(Este texto fue publicado por primera vez en letercemonde.com. Podés verlo haciendo clik acá)

domingo, 5 de septiembre de 2010

ántropo/parte1

¿Cómo se dieron las cosas de esta forma? Yo era un charco y tierra, cerca de un árbol que a veces daba frutas. ¿Estaba llorando? No por fuera, pensándolo bien. No me acuerdo mucho, estaba sentada en una mesa vieja, como todas las mesas y sillas. Y yo no era más que un charco, pero me gustaban los libros. "Perfume", leía, era una edición nueva con la imagen de la película en la tapa. Espantoso. Pero un buen libro, de los mejores que he leído. Y sobre la mesa reposaba un señalador de El Ateneo. Lo reconocí por el logo, presente en muchos de mis libros recientes. Es curioso. Me acuerdo de eso, y de la quemadura, probablemente de cigarrillo, en la madera a pocos centímetros de su mano izquierda, pero no me acuerdo su nombre. Ni si tenía nariz grande, o aros en la oreja. Tampoco sus ojos, pero su mirada. También su expresión, bah, todas sus expresiones. Cuando la vi por primera vez, era otra persona en un antro medio lleno de gente, como todas las noches. Otra ocasional bebedora de cerveza, fumadora, fiestera, deprimida, aburrida, divertida, estudiante, trabajadora, o lo que fuese. A medida que mi vaso se vaciaba y Juan lo cambiaba por uno lleno, mi atención cambió. Siempre observo a la gente, desde afuera. Por eso soy un charco. No soy menos agua que ellos pero no fluyo con ellos, ni tampoco tengo la importancia de los lagos, los ríos, los océanos; pero igual venimos de la lluvia, más grande, más chica, más antigua, más nueva. Es indiferente. Aunque eso era antes. Ahora soy otra cosa. Después de observar a cuatro extranjeros cantando, tres chicas riendo estrepitosamente, seis amigos hablando con las cabezas muy juntas en el centro de la mesa y dos jóvenes besándose, volví a verla, y esta vez noté que leía un libro. Es raro que la gente lea libros en un bar. Aunque, por otro lado, cada vez se hace más difícil ver a la gente leyendo algo que no esté en una pantalla. Podría haberle dedicado más tiempo, pero en ese momento prendí un puro y me distraje con el humo hasta que el sabor se había vuelto empalagoso y la lumbre me quemaba los dedos. Después me terminé lentamente lo que quedaba en el vaso, pero no pedí otro. Y en esta tercera ocasión, noté que estaba sola y tomaba un Michel Torino Colección. Un rico vino para el invierno.
Después de hablar un buen rato del libro que acababa de terminar, de literatura en general, de la cuál mis conocimientos son escasos aunque hablé mucho de los pocos libros que leí y ella hablaba poco de los muchos que leyó. También hicimos algunos comentarios de política reciente y de causas del desastre mundial, pero nuestro gran tema fue las personas y las sociedades. Por suerte no hablamos del clima. No hay conversaciòn más vacía que la del clima. Fue un tema acalorado, teníamos el mismo pensamiento pero lo encarábamos de puntos diferentes, algo que no me suele suceder. Me gusta pensar que también fue apasionado.
Fueron unos besos suaves, sin ningún tipo de tensión o de diferencias en la marcha. Aflojaba mucho el alcohol, por supuesto, pero tengo la convicción de que también se debía a que sabíamos bien lo que pensábamos, a que estábamos de cierta forma sincronizados en ese "momentáneo lapso de razón" y a que estábamos agotados de discutir. Y por más que los dos teníamos la certeza de que había algo fuera de lo normal, el amanecer se lo llevó todo. Su libro, mi bebida, la conversaciòn, los besos y finalmente su cuerpo. Juan cerrò el bar a las siete y media, y por primera vez desde que voy a ese antro, es decir mucho tiempo, me tuvo que pedir que me vaya. Esta ciudad puede ser muy somnífera a la mañana. La luz mortecina, las calles vacías, los pocos ántropos que se deslizan por la superficie, algunos terminando y la mayoría empezando. Me senté en una plaza, y casi al instante mi ropa se humedeció por el rocío matutino congelado. Los primeros rayos hicieron que la madera del banco en el que estaba desprendiera un fino vapor. Y casi repentinamente, con los recuerdos y el alcohol golpeando mi cabeza, me di cuenta que ya no era un charco. Ahora me deslizaba lentamente por un fino hilo de agua hacia el lago, donde me esperaban miles de ex-charcos, millones de gotas y la promesa de peces nadando y bichitos reposando sobre . Me sentía más lleno, pero no más completo o mejor equilibrado. Estaba como rellenado de oxígeno, pero me sentía bien. A pesar de ser aire.
¿Es esto lo que esperaban para ? ¿Tanto que me argumentaron sobre esto valió la pena? Es una rara encrucijada. Esto lo leí en un libro. ¿Estoy mejor ahora? ¿Fue mejor para ser un charco o ser lago? Ahora puedo sentirme una parte, ser menos individuo. Pero sospecho que no la voy a volver a ver, y si lo hago probablemente sea con términos diferentes. ¿Cómo me pudo afectar tanto alguien a quien ni siquiera llegué a amar? ¿La intensidad del momento? Probablemente sea que ella fue la primera en mucho tiempo que me hizo sentir un ántropo otra vez. Todavía no sé si agradecerte.


Degustá también: Ántropo/parte2


miércoles, 1 de septiembre de 2010

4ta F.L.I.A. !!!

¡¡¡Está re cerca la cuartaaa!
FLIA
La Plata ... en Berisso
Sábado 11 de Septiembre
en el Centro Cultural y Social Mansión Obrera,
a la vuelta de la mítica calle Nueva York de Berisso

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Amig@s y amig@s del mundo entero
estamos organizando los últimos detalles de la
4ta Feria del Libro Independiente y Autogestiva


si te va, podés acercarte a participar de las últimas reuniones antes de la feria
nos juntamos los jueves en Casa Zaragoza (53 e/3y4)
a las 20hs
y los sábados a las 16hs en Mansión Obrera (Nueva York y Pasaje Wilde, Berisso)

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¡¡¡Ya se siente el calor, las flores se están apurando porque
la Primavera empiezan el 11!!!!!!

Se viene la FLIA

y como a la FLIA le gusta siempre dejarle algo a cada lugar a donde va
(un mural, una biblioteca, un abrazo...)

esta vez
TRAE UN LADRILLO!!!!!
¡para poder construir una Radio Comunitaria!

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Y ni se te ocurra olvidarte de traer una remera, campera, pantalón, bolso o lo que sea para
ESTAMPARTE el Logo de la  4ta FLIA y muchas cosas más!
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Acordate, a Mansión Obrera te llevan los colectivos 202 y 214
te dejan en 4 y Montevideo (a cuatro cuadras de la Nueva York!)
SOS NÓMADE... CAMINÁ!
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Y MÁS.... Y MÁS


Convocamos como siempre a artistas de las letras y de las imágenes,
a editores, a los que hacen revistas, a los que sacan fotos, a los que pintan paredes, a los que cantan, a los que recitan, a los que vuelan, a los que quieren empujar un poquito más...

La FLIA es libre!!!
Viva la FLIA!!!

Si querés participar con un puesto escribinos así confirmamos y te agregamos a la grilla el mail es:
puestosflialp@gmail.com

Si lo que querés es tener un espacio en el escenario durante el día para recitar tus poeticadeces o tus poetudeces podes escribir a:
escenarioflialp@gmail.com

Y si sos artista visual y querés intervenir el espacio o colgar algo en los árboles o por ahí :
artevisualflialp@gmail.com

FLIA:
flia.enlaplata@gmail.com


http://www.flia-laplata.blogspot.com/